El mes pasado os enseñamos la gran fiesta que hicimos en honor a la Empatía y os contamos que habíamos preparado unos riquísimos batidos para nuestros invitados.
Hoy os vamos a contar cómo llegamos hasta la idea de los batidos.
Todo empezó al volver de Navidad. En el cole nos estaban esperando Max, el monstruo de colores, con todos sus amigos. Pero algo raro pasaba. Brutus estaba triste y nosotros tuvimos que adivinar el porqué. Resulta, que cuando ellos vivían en Monstruolandia Brutus era cocinero y ahora echaba mucho de menos el cocinar. Así que nosotros quisimos ayudarle y nos pusimos ¡manos a la obra!
Lo primero fue investigar qué utensilios se necesitan para cocinar: cacerolas, gorro, delantal, cucharas, tenedores...
Después, como estábamos con la preparación de la "Fiesta de la Empatía", decidimos cocinar algo para ese día. Trajimos un montón de libros de recetas a clase y estuvimos investigando y jugando con ellos.
Tanto hablar de comida a Lily, nuestro Bee-Bot, le entró hambre, así que creamos un menú especial para ella usando el póster de las letras.
Una de las cosas que más nos gusta de Lily es que consigue que equivocarnos sea divertido y así es como aprendemos, de los errores, ya que nos hacen pensar y volver a intentarlo.
Y al final, conseguimos completar el menú de Lily
Entonces nos dimos cuenta de que hay recetas que son mejores para comer y otras que son mejores como postre y decidimos que como nuestra fiesta era por la tarde lo mejor sería preparar un postre.
Contamos cuántas personas ibamos a ser para poder calcular cuántos plátanos, fresas y leche necesitariamos y poder hacer así la lista de la compra.
Y por fin llegó el día :)
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