Cuando Max (el monstruo de colores) llegó a nuestra clase, se puso tan contento que quiso hacernos un regalo muy especial. Nos daba un poco de apuro abrirlo sin su permiso así que le escribimos una nota para pedirle permiso para abrir la caja y él nos contestó encantado.
Por fin pudimos abrirlo y entonces conocimos a Lily, un Bee-Bot que... bueno, mejor que os lo expliquen ellos.
Y nos pusimos a jugar con ella y ver cómo podíamos hacer que se moviera.
Así fue el primer día de Lily en clase, ¡pero no el último! Seguiremos contándoos nuestras aventuras.
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